martes, 10 de agosto de 2010

Analisis de Kandisky "De lo Espiritual en el Arte"

Comentario del capitulo “El lenguaje de las formas y los colores”
 del libro De lo espiritual en el arte de Wassily Kandinsky

Dicho capitulo inicia con dos frases de Goethe y Delacroix, las cuales hacen exaltar la similitud y unión entre todas las artes, pero en especial entre la música y la pintura. Donde la pintura tiene que encontrar su nivel exacto, su “bajo continuo” en el que logra evolucionar hasta lo abstracto, gracias a dos factoras principales: La forma y el color.
Para Kandinsky es muy importante dejar claro cada uno de los puntos de la forma y el color, relacionándolos con el arte por medio de la música.
Dice que la forma  puede estar  independiente como representación de un objeto o delimitación abstracta de un espacio o superficie.
En esta primera parte intenta comparar la forma y el color con lo que es el sonido y darle lugar dentro de lo abstracto.
Por ejemplo parte del color rojo, para hacer referencia al rojo infinito que solo puede concebirse en la mente, ya que no hay límites en nuestra imaginación. Y también el rojo abstracto que carece de un determinado matiz de tono y cuenta con un sonido interno desnudo que no lo limita.
Con respecto al sonido se imagina abstracto, sin contar las posibles diferencias que se den, solo los instrumentos y cualquiera que haya sido su productor.
Dicha relación entre el color y la forma, nos profundiza en el efecto que la forma tiene sobre el color.
Kandinsky dice que aún cuando la forma es abstracta o geométrica posee un sonido interno.
Por ejemplo, un triangulo (no isósceles, agudo o llano) su propio aroma lo vuelve un ente espiritual, y aunque se mezcle con otras formas, y su aroma cambia, lo cierto es que en el fondo permanece invariable. En el color hay una substancia subjetiva en una envoltura objetiva.
 En cuanto al color:
  • Son realzados por unas formas y mitigados por otras.
  • Los colores agudos poseen más resonancia cualitativa en formas agudas y los profundos son más resaltados en formas redondas.
La forma la comunica como la delimitación de una superficie por otra. Tiene como objetivo recortar sobre un plano por medio de la delimitación o bien permanece abstracta.
En todo lo relacionado con las formas, se encuentra un número infinito de formas, a veces concretas o abstractas.
En lo que respecta al artista no se limita solo a una forma concreta o abstracta, para no irse a los extremos de excluir lo puramente humano y sus medios de expresión (concreto) o el que le resulta imposible reproducir exactamente una forma material.
Cuanto menos oculto este el elemento abstracto de la forma, más primitivo y puro sonará.
Menciona que el arte, eternamente libre ignora la obligación.
Dos importantes deducciones:
  • El sonido ideal se modifica mediante su asociación con otras formas.
  • El sonido ideal cambia, incluso bajo las mismas condiciones, cuando la forma en cuestión sufre un cambio de dirección.
Toda forma es inevitable mente sensible, al punto que el más mínimo cambio la modifica esencialmente, tanto como que es más fácil seguir un mismo sonido con distintas formas, que con una secuencia de la misma.

La necesidad interior y sus necesidades místicas:

  • El artista, como creador (subjetivo),  ha de expresar lo que le es propio (elemento de la personalidad).
  • El artista, como hijo de su época (subjetivo), ha de expresar lo que es propio de ella (elemento del estilo, como valor interno, constituido por el lenguaje de la época más el lenguaje del país, mientras éste exista como tal).
  • El artista, como servidor del arte (objetivo), ha de expresar lo que es propio del arte en general (elemento de lo pura y eternamente artístico que pervive en todos los hombres, pueblos y épocas, se manifiesta en las obras de arte de cada artista, que como elemento principal del arte, es ajeno al espacio y tiempo).
Aquí es donde se dice que con tan solo mirar con los ojos del espíritu en los 2 primeros, se nos hará patente el tercero; el cual se dice que es el único que tiene vida eterna.
Tal vez lo que pasa con el tercer punto es que en la misma época que es hecho no se aprecia de la manera que se hará mucho después.
Claro que menciona que cuando los dos primeros elementos son más predominantes que el tercero, le resultará más sencillo entrar en el alma de los actuales espectadores, mientras que en el tercer elemento llevará un poco más de tiempo (a veces siglos) para ser entendido.
En síntesis, el fruto de la necesidad interior y, como consecuencia, la evolución del arte, son una expresión progresiva de lo eterno-objetivo en lo temporal-subjetivo.

El color:
Aspectos llamativos:
·         El calor o frío del color.
·         La claridad o la oscuridad.
Cada color posee 4 tonos clave: Caliente (claro u oscuro) y frío (claro u oscuro).

I antimonia:
Ya sea el calor o frío de un color, viene determinado por su tendencia hacia el azul o el amarillo.
El color conserva su tono básico, pero con un mayor o menor acento inmaterial o material.
Dos movimientos:
·         Movimiento horizontal que se dirige al espectador (excéntrico) cuando el color es cálido y se aleja cuando es frío (concéntrico).

II antimonia:
Se basa en la diferencia entre el blanco y negro: tendencia a la claridad o a la oscuridad.
Aquí igual se produce un fenómeno de acercamiento o alejamiento respecto del espectador, pero ya no en forma dinámica sino más bien estática.
Dos movimientos:
·         Movimiento de resistencia: Dividido en dos: Blanco. Resistencia Eterna y a pesar de ella, posibilidad (alumbramiento o nacimiento).
Negro. Carencia de resistencia y ninguna posibilidad (muerte)
·         Excéntrico y concéntrico; como el amarillo y azul paro en forma rígida.

III antimonia:
Si intentamos enfriar el amarillo aun siendo un color tan cálido, se forma un tono verdoso, perdiendo el antiguo movimiento, tanto horizontal como excéntrico.
El azul con su movimiento opuesto frena totalmente al amarillo. Surgiendo de la anulación de ambos la quietud del verde.
Lo mismo le sucede al blanco con el negro; aparece el gris, que por valor moral se parece al verde. A diferencia de que el verde posee más vitalidad.
El amarillo es comparado con una trompeta o clarinete por su potencia.
El verde en el estado de ánimo de un hombre puede relacionarse con la locura.
El azul es el color del cielo, así lo imaginamos. Es el color típicamente celeste (flauta) que desarrolla en profundidad un elemento de quietud y con negro simboliza tristeza inhumana (violoncello).
El amarillo se vuelve agudo y no puede descender a gran profundidad, y el azul difícilmente podrá.
El verde musicalmente seria tonos tranquilos, alargados y semi-profundos como un violín.
El blanco es el color de la alegría pura y de la pureza inmaculada y el negro el de la más profunda tristeza y símbolo de muerte.
El rojo admite grandes transformaciones, derivaciones y diferencias. Musicalmente serian trompetas acompañadas de tubas.

IV antimonia:
Vistos aquí los colores complementarios.
      Nacen el naranja y violeta.
Se da la dirección centrifuga, movimiento en sí y dirección Centrípeta.

Los seis colores que aparejados constituyen los 3 grandes antimonios, forman un gran circulo como una serpiente que se muerde la cola (símbolo del infinito y de eternidad). A izquierda y derecha se abren las 2 grandes posibilidades de silencio: muerte y nacimiento.

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